“El hombre es un microcosmos, un mundo en sí mismo.”
William Shakespeare, Hamlet
Todas las personas convivimos a diario con nuestro entorno. Con las decenas de seres que nos rodean en nuestros diferentes grupos sociales. Pero también lo hacemos -a menudo de manera inconsciente-, con otro gran número de ”personitas” a las que normalmente ignoramos. Son nuestros pequeños yos: distintas formas de ser que habitan dentro de nosotros mismos y que pueblan nuestro ecosistema interior.
Todas estas personalidades forman parte de lo que somos, de nuestro yo completo. Pero, a veces, colisionan en lo más profundo de nosotros dos fuerzas tan contrapuestas que nos cuesta aceptar a una de ellas. Porque… “¿cuál de todos mis yos es mi verdadero yo?”.
De eso habla Mr. Hyde, el nuevo single de Kike M, y es lo que tratamos de contaros con imágenes en este videoclip escrito, dirigido y montado por Javi G. Rivero con sumo amor y respeto hacia la letra y el mensaje de este auténtico temazo.
Este es el cuarto trabajo que realizamos con Kike M en lo que va de año, después de Malas hierbas, Café con aguacate o La cara de la muerte. Lo que ocurre es que, esta vez, es realmente especial para el equipo de Tresmirillas porque hemos rodado íntegramente en Salamanca: en dos de sus bares más míticos y en una ristra de calles que no os costará reconocer a charras y charros.
Queremos dar las gracias a todas las personas que han formado parte de esta aventura, en especial a Edgar Robles por su carismática interpretación. Pero, sobre todo: gracias, Kike, por permitirnos crear una historia a la medida de tu letra y contarla a través de nuestra mirada especial. Gracias por seguir confiando en nosotros para vestir con imágenes tu música, por secundar nuestras referencias cinematográficas y por lo gratificante que resulta siempre trabajar contigo.
Terminamos con una pequeña curiosidad: el videoclip está plagado de referencias a un clásico del cine. ¡Os retamos a que adivinéis cuál!.
Todos llevamos dentro un Mr. Hyde y, quizá, habría que quererle más. Porque igual no hay un “yo” bueno y un “yo” malo, y el equilibrio está en aceptarlos a todos…